A SAN CIPRIANO, ORACIÓN PARA QUE TU AMOR REGRESE MANSO, HUMILLADO Y ARREPENTIDO

¡Oh! Glorioso San Cipriano,

Poderoso y grande entre los magos,
pecador arrepentido de sus errores,

glorioso mártir de Dios Nuestro Señor:
 

Tu inmenso poder te precede

ya que supiste dominar

a todos los espíritus del mal,

y tras hacer la señal de la Cruz

te viste liberado de los ataques

y los malignos trabajos de Satán.
 

Con gran fe formaste parte
de la Santa Iglesia de Dios,

Nuestro Padre y Señor,

entregando tu vida por Él,

siendo duramente martirizado

junto a tu esposa Santa Justina,

y por vuestros sufrimientos

gozáis de la gloria eterna ante Él.
 

Devotamente acudo ante vos,

a solicitar vuestro favor, ayuda y protección:

No me dejéis caer en las redes del mal,

os suplico poderoso santo,

mantenedme a salvo de tentaciones,

malos espíritus, envidias y peligros,

por la gloria de Nuestro Señor.

Humildemente os pido hoy

ayuda en el amor, por el que sufro,
para conseguir el regreso de mi pareja:
(Decir el nombre).

Te pido que lo traigas de nuevo a mi,
más enamorado que nunca lo haya estado,
manso, humillado, arrepentido y compungido
por su mal comportamiento,
emocionado, impaciente, anhelante,
con el único deseo de estar en mis brazos,
y darme una nueva vida llena de amor,
fidelidad, satisfacciones, gozos y felicidad,
siendo incapaz de poner su pensamiento
en otra mujer que no sea yo,
y que quede amarrado a mi por siempre.
(Decir el nombre).

Es de vital importancia
que venga a mi con urgencia,
que lo espero con los brazos abiertos,
que corra, corra, hasta mi,
sin que nada ni nadie lo pueda detener,
haciendo oídos sordos
a malos comentarios y maledicencias,
respetándome y defendiéndome
como si se tratara de su propia vida,
y con absoluta seguridad en nuestro amor.

Tu todo lo puedes, poderoso santo,
y sabes que mi petición
es para el bien común de los dos,
porque yo le haré feliz sin límites,
cuando manso y humillado vuelva a mí,
como los muertos detrás de la luz,
como estuvo Nuestro Señor
soportando su pasión y muerte, en la Cruz.
 

En tus santas manos,
 al alcance de tu gran poder,
y con toda mi fe y humildad,

deposito mi plegaria,

esperando el feliz cumplimiento

de la súplica que os hago,

Bendito mártir de Dios.

 

Amén.